domingo, 2 de noviembre de 2014

Desahogos y experiencias

                                                                                                                                ¡Hola blogeros! En este día tan especial
como hoy os quiero contar, como os prometí, una historia terrorífica. Sí, una historia terrorífica que os pondrá los pelos de punta:

                                                                                                                       Era una oscura y tormentosa noche.
                      Un grupo de amigos vagaba por el bosque en su furgoneta.

Estaban perdidos y confundidos por la furibunda tormenta, hasta que vieron un hotel abandonado.
Entraron, con el corazón en la garganta, ya que aquel lugar daba escalofríos.

El encargado del hotel dijo con voz cavernosa:-¡Aquí tienen la llave de su habitación!

Los cuatro amigos subieron a su habitación. Luis, el mayor de todos, dijo:
-¿Habéis visto qué extraño? ¡Somos los únicos clientes del hotel!
-¡Sí!-dijo Luisa, otra de los amigos.
-¡Tengo miedo!-exclamó Fleep, el mediano.
-¡No os preocupéis, muchachos!-dijo Grino, el último de los cuatro amigos.
- A mí no me importa. Además este hotel es como cualquier otro. Aquí no hay fantasmas.

Justo en ese momento, se fue la luz de todo el hotel, y los cuatro amigos se quedaron a oscuras.
Luis se fue a buscar al recepcionista para que restableciese la corriente, ya que el hotel era antíguo y en él no había teléfonos.
Cuando llegó abajo estaba de espaldas. Le tocó para preguntarle por el corte de la corriente; el recepcionista se dio la vuelta. Luis emitió de su garganta un grito desgarrador: ¡EL RECEPCIONISTA SE HABÍA CONVERTIDO EN UN ZOMBI!

Miró a nuestro amigo torpemente y avanzó hacia él gritando "¡Cerebro, cerebro! ¡Quiero tu cerebro!...."
Luis subió corriendo a la habitación a advertir a los demás.
-¡Salgamos de este hotel!-exclamó Grino.-¡Me da escalofríos!
Los cuatro saltaron por la ventana, hallaron su furgoneta, y rápidamente salieron del bosque terrorífico.

Anduvieron durante horas y horas, sin aliento. De pronto, Luisa exclamó aliviada: -¡Mirad! ¡"Valladolid"! ¡Pasemos allí la noche!
Luis afirmó: -O.K. Al menos estaremos a salvo... Pero poco se imaginaban nuestros amigos de que aquel lugar era su perdición.
Nuestros inocentes protagonistas se adentraron en aquella ciudad ruinosa, donde ningún alma viviente osaba poner sus pies.

Se oía el graznar de los cuervos, el aullido de los lobos y los truenos que acompañaban la siniestra tormenta. Fleep dijo: -¡Aquí tampoco hay nadie! Esto es muy raro ¿no, chicos?
-¡Rarísimo!-exclamó nuestra amiga. -No se ve ni un alma.
Pero Luisa se equivocaba, puesto que, en ese momento, vio a u zombi a pocos kiló metros a la redonda. Gritaba "¡Cerebros, cerebros! ¡Cerebroooos!"

AHHHH

Nuestros amigos echaron a correr, y no pararon hasta hallar una catedral; y allí se refugiaron.
Los protagonistas estaban muy aterrados y sin aliento. ¿Qué pasaba en Valladolid? ¿Qué misterios encerraba aquel antro de la muerte?

Un viejo que estaba escondido en la catedral vio a nuestros amigos y les dijo solemnemente: -¡¿Qué hacéis aquí?! ¡Largaos! ¡Los zombies están aquí! ¡Los zombies han venido!
-¡¿Los zombies?!-preguntó Fleep con cara de miedo.
-Sí. -afirmó el anciano. -Hace un año los vallisoletanos vivían tranquilamente en su maravillosa ciudad.... Pero, de repente, en la noche de Hallowen, un montón de zombies atacaron la ciudad y se adueñaron de la voluntad de sus habitantes... ¡Ahora son todos zombies! ¡ZOMBIES! ¡Sedientos de sangre y hambrientos de cerebros!...

-¡Dios mío!-exclamó Grino. -¿Qué podemos hacer?
El viejo le miró con unos ojos muy abiertos: -¡Huid! ¡Huid! ¡Huid, insolentes! ¡Os he avisado! ¡Largáos, u os convertiréis en zombies! ¡Fuera! ¡Largo! ¡Huid! ¡Huid, miserables mort....! Pero no pudo terminar la frase, porque un zombi que estaba detrás suyo le mordió el cuello. Poco después aquel hombre se transformó en un zombi.

"¡Cerebros, cerebros! ¡Dadme vuestros cerebros!", decía.

Inmediatamente nuestros amigos salieron corriendo de aquella catedral. Todavía estaban vivos, de milagro.
Y corrieron mucho más, al darse cuenta de que miles de zombies enfurecidos les pisaban los talones.

Corrieron, corrieron y corrieron. Se estaban quedando sin aliento. Los zombies iban a alcanzarles. Les iban a comer el cerebro. Estaban perdidos.
Iban a ser devorados, hasta que de pronto....

....alcanzaron su furgo, y salieron pitando de aquella tierra "malhóspita".

Juraron, por su vida, no volver nunca mas.



                     FIN                                      

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